Nuestra Señora de Lourdes
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La advocación católica de
Nuestra Señora de Lourdes hace referencia a las dieciocho apariciones de la Virgen María que Bernadette
Soubirous (1844-1879) afirmó haber presenciado en la gruta de Massabielle, a
orillas del río Gave de Pau,
en las afueras de la población de Lourdes, Francia, en las estribaciones de los Pirineos, en 1858.[1]
Ya en vida de Bernadette, multitud de católicos creyeron en las apariciones
de la Virgen María como vehículo de la gracia de Dios, y el papa Pío IX autorizó al obispo local para
que permitiera la veneración de la Virgen María en Lourdes en 1862, unos
diecisiete años antes de la muerte de Bernadette.
Bernadette
Soubirous fue proclamada santa por Pío XI el 8 de diciembre de 1933. Desde entonces, la advocación de la Virgen María
como Nuestra Señora de Lourdes ha sido motivo de gran veneración, y su santuario
es uno de los más visitados del mundo: unos 8 000 000 de personas peregrinan
allí cada año.[2]
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