viernes, 30 de septiembre de 2011

ARTICULOS DE LA PRENSA PUBLICADO EN LA PROVINCIA

El cielo en miniatura



Heliodoro Ayala Benítez, Isabel Díaz Peña, la hija de ambos, Ana Sofía, y Blanca Moreno, en el Bazar Peregrina. i JOSÉ CARLOS GUERRA 



Bazar Peregrina echa por tierra el concepto de que una tienda de santos es un purgar y un penar. El establecimiento de Heliodoro Ayala Benítez guarda tal magia que a veces hasta llegan ángeles volando

JUANJO JIMÉNEZ San Antonio bendito, que tiene un niñito que ni come ni bebe, y siempre está gordito". Doce del mediodía en el Bazar Peregrina, en el número 8 de la calle del mismo nombre de la capital grancanaria, especializado en belenes y artículos religiosos. Dentro, un abigarrado repertorio de cristos, estampas, trípticos, capillas... y una virgen en restauración bajo los pinceles de Ana Sofía Ayala Díaz, de 37 años, hija del fundador de esta fenomenal miniatura del cielo en la tierra: Heliodoro Ayala Benítez, nacido en 1954 el día de San Carlos Borromeo, que fue un santo con prisas que cuando estaba muriendo exclamó "ya voy Señor, ya voy".

Heliodoro hace un eficaz resumen del cómo una antigua droguería a granel, de colonias y zotales, derivó luego en una moderna tienda de plásticos para terminar, con los años, en un catálogo del santoral. "A medida que las cosas venían embaladas", explica Ayala, "se acabó la venta de los líquidos sueltos". Fue entonces que aprovechó la vanguardia de la época: "el plástico de Galicia, con sus palanganas, baldes, hondillas para cocinas, botes para especias...". Los supermercados se apropiaron del nuevo género, pero Heliodoro no se amilanó y recibió el relevo de un cuñado de la Librería Alzola que se retiró, y cambió el menaje por la imaginería y lo divino. Lo que no dice Heliodoro es que el primer préstamo que pidió para poner su primigenio negocio lo solicitó a su padre con apenas 14 años.

Podría esperarse de un bazar de santos un ambiente de purgar y penar, pero no es este ni de lejos el caso. Allí se entra preguntando por una estampa de Santa Rita y se termina viendo hasta ángeles volando.

Ah, que entra uno: Blanca Moreno, de 28 años, que aterriza en el mostrador. No hacía dos minutos, Ana y su madre, Isabel Díaz Peña, de 77 años, estaban hablando de ella. Y fue por esto que se materializó sobre la marcha. Blanca tiene un trajín desde diciembre con las estampas de San Antonio. Una amiga le regaló una y le salió tal ristra de novios que "me dio para elegir", confiesa explotada de la risa. Vista la química decidió emparejar a seis amigas, con exacto resultado. Y cuando se ha hecho esperar "castigo a San Antonio con la estampa boca abajo".

Detrás, arriba, una Virgen del Pino realizada por el imaginero andaluz Alejandro Yerpes, de 1.120 euros, no quita ojo a la parranda. Ni tampoco una Virgen del Carmen de 70 centímetros a 595 euros. O la eficaz Santa Rita, de 40 centímetros a 112 euros.

En las baldas existen imágenes como para poner en una mesa de noche, por unos pocos euros, o para dotar una parroquia.

Isabel asegura que casi todas las iglesias de la isla tienen alguna referencia que salió de su trastienda, no tanto la imagen principal, que se suele encargar a un escultor, según ilustra Heliodoro, pero sí para completar el paisaje parroquial. "El Cristo de la Caída, en Tejeda, o La Burrita, de Arinaga, lo servimos nosotros". Y La Burrita no era floja, con tamaño de burrita.

Ahora es cuando Blanca Moreno despega, tras el rezo de Isabel, ese que dice que "el niñito ni come ni bebe pero siempre está gordito", y ya puestos hasta parece que se queda flotando tras el angelote una neblina azul de su chaqueta vaquera.

Ana Sofía sintetiza el fenómeno. "Cada edad tiene su fe y su forma de dirigirse a Dios y todas están bien, desde las personas muy clásicas a la gente joven, divertidísima, y que disfruta de la religión a su manera".
http://www.laprovincia.es/gran-canaria/2011/04/17/cielo-miniatura/366484.html